Hoy te quiero regalar una mirada distinta de la Navidad, una mirada que contiene la esencia de esta festividad y es su simbología.
Recuerdo desde niña, ver este día como algo normal, el momento favorito del año porque traía consigo regalos, reunirme con mis primos, y poder irme a la cama hasta tarde. Este día llegamos a un acuerdo social, el de compartir alrededor de la mesa para celebrar la llegada de la navidad y el nacimiento del niño Jesús, recuerdo que nunca cuestioné, ni me lo pregunté, sino que acepté este día porque cada vez que él nacía, yo recibía regalos.
Recuerdo el día cuando descubrí que el niño Jesús eran mis padres, estaba esperando en el carro para ir a donde mi abuela y vi de reojo uno de los regalos (el celular que había pedido), y al recibirlo a las 12 me sentí mega inteligente por descubrir el gran misterio. Así que para mi no fue traumático el descubrirlo, con tal de recibir regalos, yo era feliz.
También me venía cuestionando mi relación con la religión, estudié en un colegio de monjas y habían cosas que no me cuadraban, siempre he sido muy analítica (pero esto realmente da para otro tema). El punto, es que con el tiempo, fui perdiendo conexión con lo espiritual, sin saber en qué creer, pero seguía celebrando la navidad, me gusta mucho la magia que siempre trae esta época del año, la nostalgia que revela y el encanto cinematográfico que adorna las calles y mesas en cada celebración.
Llego a la Astrología y a Jung, y creo que mucho de mi vida cambia aquí, porque empecé a ver la vida con otro lente, el de lo simbólico. Este mundo me llevó a querer aprender sobre los lenguajes que revelan la psique humana, siendo tan analítica y siempre queriendo conocer la profundidad de las cosas, aquí encontré otra mirada. Y gracias a esta mirada, me he reconciliado con la religión, no solo con la mía, sino con las del mundo, porque entendí que cada libro sagrado y simbología habla mucho de la psique de cada cultura.
Así veo la Navidad con otros lentes, la de la imaginería colectiva que decidió darle a este día el nacimiento de Jesús. Y aquí te dejo esta amplificación:
Estamos en el Solsticio de Invierno, la temporada Capricornio, la época del año donde el 21 de diciembre nos abraza la noche más oscura del año, y con ello la llegada del invierno, parece que la muerte visitó las plantas, la tierra está seca y el frío llega sin dejar espacio a la vida.
Pero, ahí ocurre la magia, después del 21 el sol empieza a ascender, los días empezarán a ser más largos, el sol, como imagen de luz, consciencia y vida; y toda la vida se está gestando bajo tierra, para dar sus frutos en primavera.
La celebración del nacimiento de Jesús, es la del nacimiento de un mesías, desde lo simbólico, el “mesías”, es una imagen del despertar de consciencia, alguien, revolucionario, que vino a traer luz a nuevas formas de pensar y consigo una nueva forma de ver la vida. Literalmente, Jesús trajo consigo el cristianismo, una de las religiones con más creyentes en el mundo.
Hoy celebramos el nacimiento de nuevas formas de pensar, cerramos un año, un ciclo, el invierno que trae esa melancolía y nostalgia por lo viejo, pero motivándonos a abrirnos a lo nuevo. Creamos rituales tan mágicos como reunirnos alrededor de la mesa, como ese calor, contenedor, para nutrirnos con nuestros seres queridos. Recibimos regalos que son los frutos que nos acompañarán en esta nueva vida.
Y si quieres darle un sentido más profundo a estas fechas, te invito a responderte ✍🏼 esta pregunta:
¿Qué nuevo nacimiento, despertar de consciencia, o nueva formas de ver las cosas, celebro hoy?, ¿cómo puedo honrarlo?
Sé que estás fechas nos mueven mucho emocionalmente, ya sea porque nos reencontramos con nuestra familia, o que estemos aislados añorando a los nuestros. No te prives de sentir, y permítete ser ese contenedor como es la mesa para abrazar tu energía hoy, estos son días, que sirven de nutrientes a toda la vida que se está gestando dentro de nosotros.
Hoy quiero que te recuerdes que siempre tienes el poder de elegir como te quieres sentir y como deseas transitar estas fechas. Te mando un abrazo apretado, y unas felices fiestas. Y una foto de mi pinito, que es mi regalo favorito:
Con cariño, desde mi Luna, Pao!