Antes de adentrarte en esta reflexión, quiero que te regales un momento para preguntarte, genuinamente, ¿cómo te sientes?, date ese permiso de autoconsciencia (créeme que todo tendrá sentido). Si puedes, escríbelo o reflexiona sobre ello.
Los planetas representan las motivaciones arquetípicas de nuestra psique; son los personajes que mueven todo lo que somos y lo que venimos a experimentar. Nuestra Carta Natal es el filtro a través del cual nos relacionamos con sus movimientos, y en ese intercambio constante, vamos construyendo nuestra historia.
Cada planeta tiene su propia voz y motivación. Cuando entran en contacto entre sí, sucede lo mismo que cuando interactuamos con otras personas: podemos sentir afinidad o fricción, dependiendo de la energía de cada uno.
Por eso, febrero trajo tanta intensidad. El Sol, la Luna, Mercurio, Saturno, Neptuno, el Nodo Norte, Venus y Quirón se alinearon en el cielo, creando un constante estímulo energético. No hubo mucho tiempo para procesar una emoción antes de que otra tomara protagonismo, generando la sensación de estar en un flujo incesante de información y sensaciones.
La mayoría de estos planetas estuvieron en Piscis, y como los signos son el guion a través del cual los planetas se expresan, todo se reflejó en su campo: el emocional. Esto elevó nuestra sensibilidad y vulnerabilidad, haciéndonos más conscientes de nuestro cuerpo, que pudo sentirse más cargado y agotado. Piscis tiende a intensificar la carga emocional, pero todo lo que sentimos nos revela algo que necesitamos atender en nosotros, porque esa emoción nos conecta con el alma.
Ser conscientes de todo este movimiento es clave. Aunque puede ser incómodo o abrumador, nos está mostrando procesos que necesitamos atravesar para nuestra evolución (especialmente con el Nodo Norte involucrado). Febrero nos impulsó a subirnos a la ola de todas esas emociones que pedían nuestra atención y acción. Ahora, marzo nos invita a integrar todo lo que se movió.
La energía de marzo llega con la unión de Mercurio y Venus retrógrado, junto con dos eclipses. Aunque esto puede sonar caótico, te prometo que no lo será si entendemos el mensaje detrás de estas energías.
Este es un mes para crear nuestro rincón sagrado y habitar todo ese movimiento desde la introspección. Las retrogradaciones nos invitan a mirar hacia adentro, a poner pausa al piloto automático y revisar lo que hemos experimentado en lo que va del año. Nos muestran qué asuntos pendientes están pesando y ya no pueden seguir con nosotros. Puede parecer que retrocedemos, pero en realidad es una oportunidad para liberarnos de lo que ya no nos suma.
Los eclipses, por su parte, hacen su trabajo sin que tengamos que forzar nada. No es momento de apresurarse a tomar acción, sino de permitir que lo que necesite nuestra atención salga a la superficie. Nos piden que nos enfoquemos en nuestra vida mundana, en cuidar nuestro cuerpo y sus necesidades, en entregarnos a la simpleza de lo cotidiano, porque es ahí donde mejor recibiremos su energía.
Para nuestro ego, esto puede sentirse como caos, porque desafía nuestras motivaciones conscientes y nuestros deseos de logro inmediato. Pero la sabiduría de marzo radica en aterrizar y crear espacios de integración y escucha.
Este mes nos pide plena consciencia de nuestra energía, darnos permiso para conectar con prácticas y espacios que nos traigan de vuelta a nosotros mismos. Es un mes para enfocarnos más en el presente, en lo que ya está disponible, en lugar de angustiarnos por lo que falta. En esa integración, surge la verdadera certeza.
Haz de la regulación de tu sistema nervioso tu prioridad. Las decisiones tomadas desde el estrés, la preocupación o la impaciencia solo generan más de lo mismo. La energía de marzo, de una forma u otra, nos llevará a frenar la desesperación por obtener resultados, porque en la pausa también hay movimiento.
Las prácticas que te ayuden a relajar tu energía y volver a tu centro serán tu llave para descubrir el poder de este mes. No subestimes el impacto de una respiración consciente, una meditación o una caminata al aire libre. El objetivo es alcanzar estados de serenidad, porque es ahí donde el movimiento interno se convierte en certeza y confianza.
Escribir lo que sientes y registrar lo que sucede te dará claridad para las decisiones que vendrán en mayo. Marzo es un mes para evaluar posibilidades, ordenar el caos interno (como esa montaña de ropa en la silla, metafóricamente hablando) y disipar la neblina que alimenta la indecisión. Y eso solo se logra dándonos el honor de habitar nuestra cotidianidad.
Marzo te pide confianza y suavidad, el ritmo es como este álbum que te comparto acá para que entiendas el flow de este mes:
Nada es demasiado urgente, y menos si amenaza tu tranquilidad o eleva tu cortisol. Hay momentos de energía masculina, que nos impulsa a tomar acción y avanzar, y momentos de energía femenina, que nos pide pausar y recargar. Marzo nos invita a esto último. Además, con la llegada de la primavera y la temporada de Aries, el enfoque vuelve a nosotros mismos. Pero de eso te hablaré más adelante.
Este mes nos invita a hacer las paces con nuestra mente, a suavizar la dureza con la que nos tratamos y a encontrar nuestro centro, ese lugar donde habita la certeza.
Te abrazo y te deseo un marzo lleno de todo aquello que mantenga tu energía en calma.
Con cariño desde mi Luna, Pao!
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