Hace exactamente un mes que no les escribía por aquí. Siento que, por fin, estoy despertando de ese mar de movimiento—interno y externo—que fue marzo. No quise sacar conclusiones rápidas sobre los procesos que estaba atravesando. Sentía que esa energía pedía ser transitada con presencia y paciencia… y qué importante es serle fiel a lo que uno necesita.
Limpiar lo que nos da placer de la mancha del “deber” es lo que permite que vuelva el disfrute.
Siempre he sentido que escribir aquí es como abrir mi diario. A través de poner en palabras lo que me pasa por dentro, intento interpretar el clima del momento. Al final, los tránsitos nos mueven como colectivo, por eso, aunque el contexto sea personal, los patrones que se activan son comunes a muchos.
Hoy quiero compartirles una realización que, para mí, fue hermosa y muy valiosa. La siento muy en sintonía con la invitación de Plutón en Acuario: la necesidad de humanizar la sociedad. Y con la entrada de Neptuno en Aries: quitarle el velo a la idea de cómo “deberíamos ser” nosotros o los demás.
El sábado pasado asistí al segundo Congreso de Tarot de Miami y fue, sin duda, uno de mis días favoritos. Me reencontré en vivo con Trudy Bendayán, una de mis profesoras favoritas del mundo junguiano; conocí en persona a Alejandro Lodi, autor de uno de mis libros de Astrología favoritos: Quirón y el don de la herida; y compartí el día con personas que hablaban mi mismo lenguaje. Siento que fue como mi propio Comic Con, mi introversión se fue de vacaciones y salió ese lado extrovertido que me dice: “estás en tu lugar”.
Durante el almuerzo, compartíamos mesa varios de los ponentes. En medio de una conversación sobre nuestras cartas natales y el tarot, me di cuenta de algo que me tocó profundamente: esa profesora a la que tanto admiro tiene emplazamientos muy parecidos a los míos. Se ha sentido como yo me he sentido muchas veces, con inseguridades similares, con formas de verse que también le costaron.
Y fue ahí donde lo entendí: esa idealización que tenía no era más que una proyección. Porque ella, como yo, es humana. Tan humana como todos.
La admiración también es sombra. Cuando ponemos a alguien en un pedestal, cuando lo elevamos demasiado, muchas veces estamos proyectando una parte de nosotros mismos. Si lo observás en otro, es porque también vive en ti.
Y desde ese momento, disfruté aún más la experiencia: dejé de ver edades, trayectorias y roles, y comencé a ver personas. Personas reunidas por una misma pasión.
El jueves asistí a una clase bellísima sobre Quirón y el Ascendente, dada por Alejandro Lodi y Beatriz Leveratto. Fue tan magistral que me quedé con ganas de seguir aprendiendo de ellos. Y lo más lindo fue lo que pasó en ese salón: entre los alumnos estaba mi profesora y también una de mis alumnas de la primera edición de mi Escuela. Alguien de quien aprendí, alguien que aprendió de mí, ahora compartiendo el mismo rol: el de aprender. Me recordó lo cíclico que es todo.
Y me rompió esa idea de que quien enseña tiene que saberlo todo. La verdad es que siempre estamos aprendiendo. Siempre.
Y creo que ahí está la esencia de lo que Plutón en Acuario viene a mostrarnos: que todos somos humanos. Nadie es más, nadie es menos. Y eso es también lo bello de la Astrología—su naturaleza inclusiva, tan acuariana—porque todos, sin excepción, estamos siendo atravesados por los mismos tránsitos. En nuestras cartas están los mismos planetas, signos y casas. Podemos sentir cosas muy similares, aunque el escenario sea distinto. Porque aunque cada quien tiene su manera única de expresar la energía, todos estamos danzando bajo el mismo cielo.
Otra realización que volvió a mí tiene que ver con algo que me he cuestionado muchas veces: mi mente (¿quién no, verdad?). Mi cabeza suele enfocarse en lo que no está bien, en los errores, en repetir escenarios dolorosos de mis relaciones o situaciones. Y eso agota. Es un patrón con el que vengo trabajando desde hace años.
Pero en ese intento de querer transformar mi forma de pensarme, un día algo me mostró lo contrario. Noté que cuando interactuaba con cierto tipo de personas, aparecían en mí un montón de pensamientos intrusivos. En cambio, cuando estaba con otras personas—con quienes mi energía se sentía segura, relajada—esos pensamientos ni asomaban, y en su lugar, se encendía una mente creativa.
Si partimos de que todo es vibración, entonces nuestro cerebro simplemente reacciona a lo que ha aprendido. Cuando sentimos algo incómodo, aunque no podamos explicarlo racionalmente, la mente intenta llenar ese vacío con pensamientos familiares, por más incómodos que sean. Es su forma de entender lo que la energía ya está registrando. Y ahí entendí algo clave: hay personas con las que, en ciertos momentos, simplemente no vibro.
Reconocer eso me ha ayudado no solo a calmar mi mente, sino también a observar qué es lo que realmente me hace mal en ese vínculo. Porque a veces no es lo evidente, sino la vibración que se activa en ese encuentro lo que me lleva a esos lugares oscuros. Y, como siempre les digo, el superpoder para cambiar nuestra realidad está en hacerla consciente.
Ayer, durante la Luna Llena, el Sol se unió a Quirón en Aries. Y esa conjunción sigue activa. Quirón representa la herida ilusoria, esa relación con nuestros pensamientos y sensaciones afligidas que, cuando las atravesamos con conciencia, se convierten en potencial de sanación. El Sol, por su parte, ilumina. Nos muestra lo que necesitamos ver. Y esta reflexión es mi manera de regalarte un pequeño hack energético:
Todo lo que te incomoda, si puedes reconocerlo, te está ofreciendo información. Y esa información es la llave que puede llevarte a sentirte en paz con aquello que te lleva a un mal lugar.
En mi caso, hoy sé que cuando mi energía no encaja con la energía de un espacio, puedo elegir hacerme consciente. Puedo seguir trabajando esos pensamientos, sin juzgarme, sabiendo que si siguen apareciendo es porque alguna parte de mí todavía los sostiene. Y eso no es un fracaso, es un recordatorio amoroso de que sigo en el camino.
Ese reconocimiento, aunque a veces incómodo, es un regalo. Una oportunidad para seguir creando una relación más sana, conmigo y por supuesto, con el entorno.
Gracias por leer hasta acá, comunidad bonita. Hoy compartimos un cielo sin planetas retrógrados, Venus justo dejó de retrogradar, eso significa que el año, ahora sí, arranca con todo. Con todos los planetas en movimiento directo, la energía nos impulsa a exteriorizar todo lo que fuimos gestando hacia adentro en este primer trimestre.
Deseo que tus sueños desplieguen sus alas.
Y que tú te permitas volar con ellos.
Con cariño, desde mi Luna, Pao!